lunes, 17 de octubre de 2011

Otro absurdo: autos por arroz - Editorial I - La Nación.com

La obligación impuesta a importadores para que exporten por un monto igual sólo agrega arbitrariedad e inseguridad jurídica

En un acto conjunto, la firma alemana BMW; la ministra de Industria, Débora Giorgi, y el secretario de comercio Interior, Guillermo Moreno, comunicaron el acuerdo por el cual se destraban las importaciones de automóviles de esa firma a cambio de que ésta exporte arroz y otros productos por un monto similar. Este tipo de acuerdo forzado se viene repitiendo desde hace dos años bajo la consigna de que quien importa debe exportar cada año por la misma suma. Es así como compañías que importan maquinarias exportan pollos, o aquellas que importan componentes electrónicos se ven obligadas a exportar chacinados.

El temor oficial por la disminución del superávit comercial y por la pérdida de reservas no encontró otro mejor cauce que este absurdo invento, que no puede ser expuesto sin rubor en cualquier foro económico internacional, cualquiera sea su signo político o ideológico.

Los principios que explican el desarrollo del comercio a partir de la edad de piedra se apoyan en el reconocimiento de la especialización y no son objeto de controversia en la ciencia económica. Ni antes, desde David Ricardo a Karl Marx, ni hoy, desde Joseph Stiglitz a Gary Becker, se niegan estos principios.
Están en el abecé de todos los textos de economía. Eventualmente, los resabios del mercantilismo y la vigencia de posiciones proteccionistas alcanzan hoy para que algunos gobiernos propugnen políticas comerciales de doble vía o de autosuficiencia, pero a nivel de país y no a nivel de cada empresa o productor. Aquí está el mayor absurdo.

Siendo evidente que las empresas sometidas a estos acuerdos, de ninguna manera se dedicarán a producir lo que no saben ni quieren hacer, lo que ocurre es que firman convenios con los productores y exportadores de otros bienes para que transfieran a su nombre las operaciones que de cualquier manera ellos harían. El importador paga una comisión que implica un costo adicional para él y un beneficio para el exportador original. Se agregan papeleos e ineficiencias, pero nada cambia cuantitativamente en el balance comercial del país.

Lo único que sí cambia es la percepción de inseguridad jurídica, de autoritarismo y de arbitrariedad. No hay ninguna norma legal que imponga estos acuerdos de compensación. Son simplemente el resultado de un intervencionismo simplista de quien luego lo materializa mediante llamados telefónicos de la más rancia matonería.

La erosión del saldo comercial tiene que ver con la pérdida de competitividad que resulta de utilizar el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria, mientras los costos internos avanzan al impulso de una inflación que no se contiene, sino que se alimenta. La pérdida de reservas reconoce esta tendencia al deterioro comercial, pero además obedece a la persistente fuga de capitales ocasionada por la falta de confianza en un modelo agotado y por el cúmulo de afrentas institucionales.

En este último sentido, la obligación de exportar arroz por quien sólo sabe de automóviles, se agrega al desaliento de ver falsear las estadísticas o de manipular la Justicia para absolver la corrupción oficial. Este tipo de hechos es lo que será necesario cambiar y erradicar si este gobierno continúa su gestión luego del 10 de diciembre..
 
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1415268-otro-absurdo-autos-por-arroz?utm_source=newsletter&utm_medium=titulares&utm_campaign=NLTitu

Comentario de Fabrixio Pedrosa
En líneas generales coincido con el artículo. Es de una mente inocente pensar que con un mecanismo como este se puede solucionar la balanza comercial. Ahora, creo que también hay una causa del déficit comercial no mencionada en el artículo, que es la matriz energética. YPF ha dejado de exportar y ahora se importan combustibles en proporciones gigantescas. Motivo: falta de exploración por años, dado que no hubo seguridad para las inversiones del sector dadas las retenciones.


Por último la única duda que tengo sobre estas intervenciones tan fuertes del Estado, está en el análisis de países como Corea, donde todo el Comercio Exterior (y gran parte del interior) es manejado por corporaciones como Hyundai con una fuerte participación estatal, y una diversidad que atentaría a la especialización que menciona el artículo. ¿Cómo lo hacen? no lo sé, pero a ellos les funciona.

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